El 18 de abril de 2025, Pekín fue testigo de un momento histórico: la primera media maratón donde robots humanoides corrieron junto a seres humanos, aunque en carriles paralelos. Este experimento, impulsado por el Distrito de Desarrollo Tecnológico de Yizhuang, tuvo como objetivo evaluar la capacidad de los robots para desenvolverse en entornos reales dominados por personas, demostrando al mismo tiempo el avance tecnológico de China.
En la categoría robótica, el robot Tiangong Ultra, desarrollado por el Beijing Humanoid Robot Innovation Center, completó los 21,1 km en 2 horas 40 minutos 42 segundos, consolidándose como el ganador del segmento mecánico. Aunque notable, su tiempo se vio eclipsado por el triunfo de un corredor humano que concluyó en aproximadamente 1 h 2 minutos, casi la mitad del tiempo de Tiangong Ultra.
El recorrido no fue fácil para los robots. El trayecto incluyó superficies irregulares, pendientes de hasta un 9 %, 14 giros cerrados y tramos sobre vías férreas, lo que exigió a las máquinas una notable capacidad de adaptación.
Tiangong Ultra, de 1,80 m y 55 kg, sobresalió por su zancada prolongada y un algoritmo que imitaba la biomecánica humana de carrera. Su velocidad alcanzó los 12 km/h, el doble del rendimiento anterior (6 km/h en enero), y solo necesitó tres recambios de batería, pese a las penalizaciones asociadas.
Sin embargo, gran parte de la flota robótica enfrentó dificultades. De los 21 participantes, solo seis llegaron a la meta. Varias máquinas tropezaron, se sobrecalentaron —algunas incluso emitieron humo—, o colisionaron contra barreras, requiriendo soporte humano constante, cables o “correas de seguridad” para evitar caídas. Como bien señaló el experto Alan Fern de la Universidad de Oregón, aunque el desempeño fue “impresionante”, sigue siendo limitado en términos de utilidad real y autonomía.
El evento trascendió lo deportivo y se transformó en un escaparate de innovación: 21 empresas chinas, incluidas DroidVP, Noetix Robotics y UBTech, participaron con diseños variados, desde bots de alta estatura hasta modelos más pequeños como “Little Giant”. Según los organizadores, más que un espectáculo, se trató de un verdadero banco de pruebas para la resistencia, algoritmos de locomoción y disipación de calor de la robótica humanoide.
Aunque los humanos dominaron la carrera, la media maratón de Pekín dejó una marca indeleble en el desarrollo tecnológico y la percepción pública de los robots. En una era donde la convivencia entre humanos y máquinas parece inminente, este evento demostró tanto el potencial como los límites actuales de la robótica humanoide: perseverancia, adaptabilidad, pero todavía dependiente de la intervención humana.
A largo plazo, estas máquinas podrían participar en tareas de exploración, trabajos peligrosos o entornos extremos, siempre trabajando en colaboración con los humanos, no en reemplazo de ellos. Por ahora, queda claro que, aunque caminan y corren, aún no piensan como nosotros.
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