En los últimos 10 años se habla mucho de sustituir la carne por insectos comestibles (entomofagia), opción nutricional que está ganando popularidad y aceptación.
Este artículo se publicó en la página de The Conversation.

Un aliado contra el hambre

Desde 2014, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó el libro «Edible insects, future prospects for food and feed security«, la discusión sobre el consumo de insectos ha ido en aumento. Según diferentes estudios criar insectos tiene un menor impacto ambiental que producir carne de vaca, cerdo y en este contexto, el consumo de insectos comestibles puede convertirse en un aliado para reducir el hambre gracias a lo que se conoce como «microganadería», sistemas de autoconsumo en los que la infraestructura y los costos de producción son más fáciles de cubrir. Sin embargo, la utilización de los insectos como ingrediente sigue siendo un reto para muchas culturas.

Elevado contenido en proteínas

Mundialmente se comen alrededor de 2.250 especies de insectos y arácnidos, entre los que destacan los escarabajos, las mariposas, las avispas y las abejas.

En Europa, la legislación autoriza la producción de 4 especies para el consumo humano: las larvas del gusano de la harina (Tenebrio molitor), la langosta migratoria (Locusta migratoria), el grillo doméstico (Acheta domesticus) y las larvas del escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus

Sostenible y saludable

En conclusión, cubrir las necesidades de proteínas requiere menor cantidad de alimento si las obtenemos de los insectos. Sin olvidar los beneficios ambientales de la microganadería, así como una menor inversión frente a la ganadería industrial.

Este artículo de investigación se publicó en la página de The Conversation el 30 de mayo del 2025.

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https://www.bbc.com/mundo/articles/c93yk0qe54yo