El sistema nervioso central está formado por el encéfalo (el cerebro, el tronco encefálico y el cerebelo) y la médula espinal. Aunque el cerebro es la parte más grande del encéfalo, por eso es más preciso referirse al conjunto con el segundo término. En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, se usarán ambos términos indistintamente.
La evolución ha dotado a los humanos de un encéfalo de grandes dimensiones. A pesar de que hay animales, como la ballena cachalote, que pueden tenerlo muy grande en términos absolutos, hay que considerar la proporción con respecto al resto del cuerpo. En este sentido, los humanos somos los seres vivos con el encéfalo más grande, sin discusión. Este hecho se ha asociado tradicionalmente con una mayor inteligencia y mejores capacidades cognitivas superiores.
La investigación antes citada ha encontrado que las personas, nacidas en los últimos años, tienen cerebros significativamente más grandes que los de las generaciones anteriores. Para averiguarlo, los científicos realizaron resonancias magnéticas a 3.226 personas, mujeres y hombres de entre 45 y 74 años. Comparando las imágenes de los voluntarios nacidos entre las décadas de 1930 y 1970, encontraron que, en promedio, los cerebros de los participantes de los 70 presentaban un volumen un 6,6 % más grande que los de los sujetos venidos al mundo cuarenta años antes, sin diferencias significativas entre hombres y mujeres.
Pero: ¿el aumento del cerebro nos hace más inteligentes? No exactamente. Aunque el estudio analiza tendencias en volúmenes cerebrales y su asociación con factores temporales y ambientales, el tamaño no es necesariamente un indicador directo de la inteligencia. La teoría de la encefalización sugiere que el tejido cerebral “extra” permite dedicar más neuronas a tareas cognitivas. Y aunque es cierto que existe una pequeña, pero significativa correlación entre las dimensiones del encéfalo y el rendimiento cognitivo, no existe una relación directa y absoluta entre ambos parámetros.
Sin embargo, la relación entre el tamaño y la inteligencia no es lineal, y especies con cerebros más pequeños pueden presentar habilidades cognitivas superiores a las de especies con órganos más grandes. Lo que sí parece indicar este tipo de estudios es que el aumento del tamaño del encéfalo puede influir en el desarrollo cognitivo al proporcionar una mayor reserva cerebral. En resumen, mientras que el aumento del volumen cerebral a lo largo de las décadas no se traduce directamente en una mayor inteligencia, ofrece una perspectiva fascinante sobre nuestra evolución neurológica. Este crecimiento podría representar una especie de “reserva cognitiva”, una ventaja oculta que podría ayudarnos a combatir las enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Este artículo de investigación fue publicado en la página de la BBC mundo el 26 de abril del presente año.
Mayor información en el siguiente enlace.
https://www.bbc.com/mundo/articles/c4n107l7yv8o