Evaluación docente y exigencia académica

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La evaluación a los docentes por parte de los estudiantes universitarios es una de las actividades más importantes que se practican en las universidades de Huancayo. Sin embargo, se han observado indicios de incongruencia en su relación con la exigencia académica, lo que estaría distorsionando los fines primordiales de tal evaluación, como una herramienta de diagnóstico objetiva, necesaria para los propósitos de la mejora continua y calidad académica en las universidades.

Werther y Keith (1996) sostienen que la evaluación del desempeño es el proceso por el cual se estima el rendimiento global del empleado, concebido como una teoría empresarial, desde cuya perspectiva se miden diversos indicadores vinculados con la productividad. Esta es, probablemente, una de las razones positivistas para medir el desempeño docente, casi siempre con indicadores cuantitativos.

Entonces, en un sistema neoliberal, el estudiante universitario es considerado un objeto, un cliente al cual se le tiene que satisfacer sus necesidades y, por lo mismo, la educación es percibida como una mercancía, más no como un servicio a la sociedad. En ese sentido, se discute a la luz de la teoría crítica de la educación propuesta por Horkheimer (1971), que ya denunciaba que el conocimiento y la educación eran meros instrumentos de comercialización en una sociedad de consumo.

Por su parte, Taut (2015), sostiene que existen políticas educativas en América Latina, como el Sistema de Evaluación Docente (DocenteMás) en Chile, que establece normas de calidad, estrategias de medición de rendimiento, clasificación de efectividad, incentivos por buen rendimiento y sanciones por pobre rendimiento. Estas políticas son inexistentes en el sistema universitario peruano. Según Muñoz et al. (2002), las universidades entienden la evaluación docente desde dos corrientes: la primera, denominada tradicional que se realiza a través de un cuestionario en el que se intenta obtener datos de dimensiones asociadas a la labor docente. La segunda es la más actual, establece modelos de evaluación que parten de la autoevaluación como un proceso reflexivo y participativo.

García y Congosto (2000) sostienen, además, que se debe fomentar la cultura y educación para la evaluación. En el Perú, al igual que otros países, no existe la formación del docente universitario o catedrático, siendo una opción para cualquier profesional titulado y con maestría, optar por los concursos para dedicarse a la docencia universitaria superior.

Tejedor y García (1997), hallaron asimismo que la evaluación de la enseñanza universitaria que se viene realizando desde hace años en numerosos países, en el Perú es todavía un problema con importantes limitaciones, tanto teóricas como prácticas. Las limitaciones teóricas se deben a que no se dispone de un modelo ideal de profesor universalmente aceptado que sirva como marco de referencia para un estudio evaluativo. Las limitaciones prácticas, por su parte, se evidencian en la dificultad de elegir la estrategia evaluativa adecuada, puesto que su validez ha de establecerse indirectamente ante la mencionada carencia de un modelo teórico.

Fuente: https://tinyurl.com/ybcvj5z9

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