Las inclusiones azul-verdosas, o “inclusiones verde-azuladas”, “inclusiones verdosas” o “cristales verdes de la muerte”, son inclusiones cristalinas que aparecen con muy poca frecuencia en neutrófilos y monocitos, las cuales se han asociado con daño hepático severo y elevada mortalidad. En este sentido, se plantea la posibilidad de que el hallazgo de inclusiones azul-verdosas se considere como un resultado de riesgo crítico (RRC), denominación que ha sido propuesto por el Instituto de Estándares Clínicos y de Laboratorio (CLSI por sus siglas en inglés), para designar resultados de laboratorio que indican un riesgo de muerte inminente o daño orgánico grave.
También se han utilizado, durante años, denominaciones alternativas como “valores críticos” o “valores de pánico”. A nivel local, el laboratorio de hematología del Hospital Nacional Alberto Sabogal Sologuren ha propuesto RRC para valores numéricos en hemogramas automatizados y, asimismo, para hallazgos morfológicos en el frotis de sangre periférica. Estos últimos incluyen la presencia de elementos celulares patológicos, como promielocitos anómalos, células plasmáticas o incluso bacterias. Dado que las inclusiones azul-verdosas son detectables en el frotis de sangre periférica, sería plausible que éstas se incorporen en las listas de RRC de los laboratorios de hematología. El objetivo del estudio realizado por José Luis Huerto Aguilar, Doritha Martos Fustamante fue aclarar si el hallazgo de inclusiones azul-verdosas debe considerarse como un resultado de riesgo crítico e incluir en las listas de RRC para su reporte.
Se llevó a cabo una revisión bibliográfica de artículos publicados en los principales buscadores académicos, en el período 2017-2023. Se incluyeron publicaciones electrónicas con código DOI (identificador de objeto digital) y también publicaciones en revistas electrónicas que cuenten con ISSN. Igualmente se consideraron artículos en español y en inglés.
Las inclusiones azul-verdosas son hallazgos muy inusuales en sangre periférica, los cuales se presentan en el citoplasma de neutrófilos y, con menor frecuencia, en monocitos. Parecen estar conformados por depósitos de productos biliares como la biliverdina o por pigmentos intracelulares como la lipofuscina. Se ha postulado que la lipofuscina de las inclusiones azul-verdosas proviene de células parenquimales hepáticas necróticas, en pacientes con falla hepática aguda secundaria a daño por hipoxia.
Tanto la biliverdina como la lipofuscina serían fagocitadas por neutrófilos y monocitos, dando lugar a inclusiones múltiples de color verde-azulado. El hallazgo de inclusiones azul-verdosas se considera muy poco frecuente; hasta 2021 solo se habían reportado 81 casos en la literatura científica, lo cual hace que su identificación sea difícil y, a veces, omitida por los profesionales de laboratorio. De igual modo, no cuentan con una denominación estandarizada, y se utilizan nombres cómo “inclusiones azul-verdosas”, “inclusiones verdosas”, “cristales verdes de la muerte”, “inclusiones críticas”, entre otras. A pesar de la falta de consenso en su nomenclatura, diversas publicaciones describen a las inclusiones azul-verdosas de manera similar: cuerpos de forma circular o “en bloque” y de tamaño variable, con bordes poco definidos, aspecto «tosco “, color verde, verde brillante o azul-verdoso, refringentes o refráctiles.
La aparición de inclusiones azul-verdosas se ha documentado, primordialmente, en pacientes en estado crítico con falla hepática, usualmente atribuida a shock, sepsis o intoxicación por paracetamol, se han detectado también en pacientes con acidosis láctica y falla multiorgánica. No se ha establecido hasta la actualidad una tasa de mortalidad para pacientes con inclusiones azul-verdosas. Los porcentajes de mortalidad varían entre el 30 % y el 65 % según distintas fuentes.
Las inclusiones azul-verdosas en neutrófilos y monocitos son un hallazgo morfológico muy poco frecuente, comúnmente relacionado con pacientes en estado crítico y daño hepático severo. La morfología de estas inclusiones es característica y fácilmente identificable en el frotis de sangre periférica. No obstante, existen retos para su reporte correcto: el hallazgo se considera sumamente inusual, sólo se detecta del 1 % al 10% de los neutrófilos en sangre periférica y, además, hay estructuras similares que podrían confundir al observador.
Para mayor información de este artículo de investigación, ingresar al siguiente enlace.
http://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/e460/696