El artículo publicado en la página de The Conversation, nos habla sobre las consecuencias del uso de los móviles.El último libro del sociólogo norteamericano Jonathan Haidt, La generación ansiosa , ha provocado un cierto revuelo al apuntar a los móviles como la causa del declive de la salud mental de los adolescentes. Se suman a esta idea la Asociación Española de Pediatría y el informe del Comité de Personas Expertas para el desarrollo de un entorno digital seguro para la juventud y la infancia. Además, añade que, hasta los 16 años, es mejor un dispositivo móvil sin conexión a internet. Por su lado, un estudio de la Universidad de Oxford reconoció que el móvil explicaba la variación negativa en el bienestar de los adolescentes solamente en un 0,4 %.

Una investigación del grupo Jóvenes en Transición del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, ha seguido durante cuatro años a un grupo de jóvenes españoles de entre 18 y 22 años. Uno de los hallazgos es que el impacto del móvil en el bienestar depende en gran medida de para qué se utiliza: organizarse, estudiar, controlar la salud, comunicarse, informarse, curiosear, consumir porno, apostar, expresar afecto, evadirse o entretenerse. Pese a que la mayoría de los participantes mostraron síntomas de un uso problemático, un concepto actualmente en discusión , los niveles de ansiedad son particularmente altos entre los hiperconectados, impetuosos y escapistas. Estos últimos, además, muestran una autoestima y una felicidad más baja, así como un menor índice de satisfacción. Los organizados, por el contrario, presentan mayor nivel de autoestima y de felicidad y mejores índices de satisfacción con el trabajo, la familia y el ocio.
El autocontrol, más fuerte entre los moderados y particularmente débil entre los hiperconectados, son relevantes en el caso de los adolescentes, un grupo de edad que suscita una preocupación especial por su especial afinidad al móvil. Su capacidad de autocontrolarse está todavía en desarrollo, lo que potencialmente incrementa el riesgo. Por otra parte, la variedad de usos posibles del móvil está limitada por su menor autonomía vital. Esto hace que las motivaciones asociadas al trabajo tengan menos importancia frente al ocio, el entretenimiento, la evasión o la socialización. Y tampoco se puede obviar que el autocontrol está vinculado, en el proceso de madurez, al conocimiento y la valoración de uno mismo.
Los retos que plantean esta especial convivencia de los adolescentes con el consumo móvil de internet son numerosos. Es importante asegurar que el contexto familiar, educativo y social es consciente de los matices para evitar tanto las medidas excesivamente restrictivas como las laxas. También es necesario continuar con los esfuerzos en investigación para aportar evidencias que permitan tomar decisiones.
Este artículo fue publicado en la página de THE CONVERSATION el 12 de marzo de 2025.
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