El investigador Luis Montoliu, autor de este artículo, menciona, que ya se sabe crear animales transgénicos desde finales de los años 70 del siglo pasado. En primer lugar, usando virus, capaces de insertar su material genético en el genoma de embriones de ratón (los primeros animales que se usaron para crear transgénicos). Posteriormente, los científicos ya emplearon microinyecciones para depositar directamente el transgén o transgenes que querían añadir en el núcleo de los embriones de ratón. La primera bacteria transgénica es del año 1981: una Escherichia coli capaz de producir insulina humana tras haberle introducido el gen que codifica esta hormona en su genoma.
Los animales transgénicos se han utilizado para múltiples aplicaciones científicas, ya sea en biología, biomedicina o biotecnología. A los investigadores nos sirven para entender el funcionamiento de los genes, para desarrollar nuevas terapias médicas y para producir proteínas recombinantes. Estas últimas son las proteínas que podemos obtener de algún órgano del animal transgénico (por ejemplo, a partir de la leche que fabrica la glándula mamaria) y que pueden ser usadas para los pacientes que las necesitan.
Quizá la mejor manera de entenderlos es a través de ejemplos, como los tres que detallo a continuación.
Una de las posibilidades es insertar el gen de una medusa en el genoma del ratón. Concretamente, uno perteneciente a la medusa Aquorea victoria, que vive en aguas del océano Pacífico y brilla con un color verde fluorescente en la oscuridad de la noche. Este resplandor atrae a peces que, al acercarse, tocan alguno de sus tentáculos y se quedan paralizados, convirtiéndose en la comida de la medusa. El brillo de Aquorea victoria se debe a la proteína verde fluorescente, codificada en el gen GFP. Si introducimos el gen GFP en embriones de ratón nacerán ratoncitos fluorescentes, que han sido muy útiles en experimentos de medicina regenerativa o investigaciones sobre trasplantes.
Por ejemplo, todas las células de uno de esos ratones transgénicos pueden ser verdes fluorescentes, incluidas las de la sangre. Si queremos estudiar cómo las células de la médula ósea son capaces de reconstruir todas las células de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos o linfocitos, plaquetas…), podemos usar células de un ratón transgénico verde e introducirlas en la médula de un congénere normal.
Para desarrollar las vacunas contra la covid-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, se usaron diferentes modelos animales, en los que se comprobó si eran seguras y eficaces. Esto corresponde a los ensayos preclínicos, que deben ser realizados antes de comenzar los ensayos clínicos con voluntarios. Habitualmente se usan roedores, sobre todo ratones, en estas primeras fases de validación. Pero en este caso, los investigadores descubrieron que los ratones no se infectaban por el coronavirus de forma natural, pues la proteína que actúa como puerta de entrada del virus en los ratones (un receptor de la membrana externa de las células que se llama Ace2) es ligeramente distinta de la que tenemos los humanos (ACE2). Para solucionar este problema, los científicos introdujeron el gen ACE2 humano en el genoma de ratón y crearon ratones transgénicos ACE2.
Este artículo de investigación fue publicado en la página de THE CONVERSATIONS el 4 de junio del 2024.
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https://theconversation.com/para-que-se-crean-animales-transgenicos-231440