PSEUDOTERAPIAS, ESTRÉS Y CÁNCER: UNA COMBINACIÓN PELIGROSA

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Guillermo López Lluch, autor del artículo de investigación publicado en la página de THE CONVERSATION, non dice que el mundo de las pseudociencias es adornado con una serie de palabras extrañas y esotéricas que parecen contener algo importante como “bioneuroemoción”, “biodescodificación”, “constelaciones familiares”, “Nueva Medicina Germánica”, siendo el mayor problema que niegan la naturaleza biológica de nuestras enfermedades entre ellas, la del cáncer

El estrés como coartada para una plétora de pseudoterapias

Sin embargo, como con todas las pseudociencias, siempre hay una pizca de verdad que hace suponer la existencia de cierto conocimiento científico. La base que todos comparten es el estrés tanto psicológico como físico. Es cierto que muchos estudios asocian el estrés con el agravamiento de múltiples enfermedades, especialmente crónicas. Y podemos afirmar que, el comienzo y desarrollo de los determinados tipos de cáncer, se alimentan en cierta manera del estrés.

Pero no son los que interesan a estas pseudoterapias. Según la biodecodificación, el cáncer se produce por un conflicto biológico muy intenso en el que la gestión del estrés no ha dado lugar a un síntoma leve. Podríamos interpretarlo como que ese estrés que ha causado el cáncer podría haber sido más benigno y provocar menos daño. En ese caso no se habría generado la transformación que ha provocado que una célula acabe convirtiéndose en un cáncer. Sí, es lógico, pero quitando el estrés no vamos a hacer que las células cancerosas vuelvan a ser normales. Eso no va a ocurrir.
Según algunas fuentes, la biodecodificación postula que cada tipo de tumor se corresponde con un conflicto específico. Por tanto, se está hablando de cuestiones psicológicas que no tienen nada que ver con la causa de la enfermedad. Así, el cáncer de pulmón tendría que ver con el miedo a morir y supongo que para nada con el fumar o la contaminación. El cáncer de hígado con carecer de sustento y no con el consumo de alcohol, sufrir hepatitis o las dietas desequilibradas. Y el de riñón con la soledad o el abandono y no con la función principal del riñón, que es la de filtrar todas las toxinas del cuerpo.
Sin pies ni cabeza

Como comprenderán, esas relaciones entre cáncer y la vida normal no tienen ni pies ni cabeza desde un punto de vista científico. Las causas del cáncer se encuentran en los daños causados en el ADN de las células por agentes físicos, químicos o biológicos, y nada más.

El estrés que sí produce cáncer

Como ya se comentó, hay una relación entre el estrés biológico y el cáncer. En su origen, agentes físicos –como los rayos X o ultravioleta–, agentes químicos –como muchas sustancias que interaccionan con el ADN– o agentes biológicos –como los virus– provocan daños en el ADN y causan mutaciones que acaban produciendo la transformación celular que lleva al cáncer.
Incluso posteriormente, las células cancerosas provocan estrés en su ambiente para poder crecer mejor. Este provoca, entre otras cosas, que las células cancerosas puedan crecer mejor, eliminando a las células normales, alimentarse mejor, generando nuevos vasos sanguíneos, y evitar el ataque del sistema inmunitario. Incluso diferentes compuestos liberados por las células cancerígenas modifican la actividad de macrófagos con el fin de que mejoren las condiciones para el crecimiento del tumor. Estos macrófagos tienen un perfil proinflamatorio que afecta a la actividad del resto de células, incluso de los linfocitos que deberían poder atacar y eliminar a las células tumorales. Otro componente es el estrés oxidativo. El problema del estrés oxidativo es que es una espada de doble filo respecto al cáncer. Puede ser utilizado como terapia para eliminar las células, pero también es un factor importante para provocar la transformación de éstas en tumorales.

Las pseudoterapias son muy peligrosas y más cuando se tiene cáncer

Como han podido ver, los hábitos de vida y la exposición a agentes de todo tipo que no podemos evitar pueden afectarnos gravemente. El estrés crónico de la vida diaria puede agravar el efecto de estos agentes y, obviamente, podría ser importante en el caso del cáncer, aunque no está nada claro. Obviamente, afrontar la enfermedad de una manera más positiva puede ayudar a que el efecto perjudicial del estrés crónico se reduzca, pero el echarle la culpa a la familia o a que tenemos miedo de algo no es una solución.

Este artículo fue publicado en la página de THE CONVERSATION el 3 de abril del presente año.

Mayor información en el siguiente enlace.

https://theconversation.com/pseudoterapias-estres-y-cancer-una-combinacion-peligrosa-225322

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