Por Carlos Meléndez
En la ciudad de Huánuco, Perú, una investigación llevada a cabo en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán ha revelado una correlación preocupante entre las conductas alimentarias de riesgo y el autoconcepto físico entre los estudiantes de enfermería.
El estudio, liderado por Bethsy Diana Huapalla Céspedes, observó a 141 estudiantes, revelando que un 14,2% presentaban conductas alimentarias de riesgo y un 1,4% un nivel bajo de autoconcepto físico. Además, un 85,8% no mostraba conductas alimentarias de riesgo, pero se observó que un 79,4% presentaba un nivel medio en el autoconcepto físico.
Estos hallazgos subrayan una preocupación latente respecto a cómo los patrones alimenticios pueden estar directamente vinculados con la percepción del propio cuerpo y, potencialmente, la salud mental de los estudiantes. La mala alimentación y la percepción negativa de la imagen corporal pueden tener implicancias a largo plazo en su bienestar y rendimiento académico.
Este problema no es único en Perú. En México, las prácticas alimentarias de riesgo se han incrementado, mientras que en Chile sólo el 9,3% de los universitarios mantiene una alimentación saludable. Además, el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición reveló que, en Perú, la población joven presenta cifras alarmantes en relación al sobrepeso y la obesidad.
La investigación, de tipo observacional, prospectivo y analítico, se llevó a cabo con un diseño correlacional, haciendo uso de herramientas de medición como cuestionarios de características sociodemográficas, el Cuestionario Breve de Conductas Alimentarias de Riesgo y el Cuestionario de Autoconcepto Físico de Goñi. Todo el proceso estuvo supervisado éticamente por la comisión de ética en investigación de la Facultad de Enfermería.
A través de una metodología analítica, el estudio encontró una relación particularmente fuerte entre las conductas alimentarias de riesgo y las dimensiones de la condición física y el atractivo físico, mostrando un nivel de asociación moderado. El 14,2% que presentó conductas alimentarias de riesgo también exhibió una relación inferencial con el nivel de autoconcepto físico.
Aunque los hallazgos ofrecen una perspectiva integral del estado actual de los hábitos alimenticios y la autoimagen entre los estudiantes de enfermería, también plantean una pregunta crucial: ¿Cómo podemos, como sociedad, fomentar un entorno académico y social que apoye prácticas alimenticias saludables y promueva una autoimagen positiva entre los jóvenes estudiantes?
Los detalles adicionales y las futuras investigaciones sobre este tema seguirán siendo cruciales para informar las políticas y los enfoques de apoyo estudiantil en el futuro.
Par mayor información revise el artículo de investigación a través del siguiente enlace:
http://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/18e