Una fuerte relación entre la resiliencia y la tolerancia a la frustración fue hallada en una investigación realizada por las psicólogas Laura Karina Cervantes Chávez y Katherine Yessenia Bruggo Apaza, quienes evaluaron a 316 estudiantes de universidades de Lima durante el 2023. El estudio revela que aquellos con mayor capacidad para adaptarse a situaciones difíciles (resiliencia) tienden también a tolerar mejor las frustraciones cotidianas del entorno académico y personal.
La investigación, de enfoque cuantitativo y diseño correlacional, identificó una correlación fuerte y estadísticamente significativa (rho = 0,97; p < 0,01) entre resiliencia y tolerancia a la frustración, medida esta última en sus dimensiones personal, laboral, social y familiar. Este hallazgo, respaldado por pruebas no paramétricas, como la correlación de Spearman y el test de Kruskal-Wallis, sugiere que desarrollar habilidades resilientes puede mejorar notablemente la respuesta emocional de los estudiantes frente a situaciones adversas.


Uno de los aspectos más destacados del análisis es la influencia positiva de la edad y del año de estudios en ambas variables. Estudiantes mayores y aquellos en ciclos superiores mostraron niveles más altos tanto de resiliencia como de tolerancia a la frustración, especialmente en ámbitos personales y laborales. Estos resultados apuntan a que la experiencia universitaria y el desarrollo emocional que acompaña al paso del tiempo fortalecen la capacidad de afrontar dificultades.
A diferencia de lo sugerido por investigaciones previas, el estudio no encontró diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres en los niveles de resiliencia ni en las dimensiones de tolerancia a la frustración. Esto podría atribuirse a la distribución equitativa por género dentro de la muestra y sugiere una evolución en el desarrollo emocional de los estudiantes, más allá de estereotipos tradicionales.
El estudio cobra especial relevancia en el contexto actual, donde la salud mental universitaria se ve amenazada por factores como el estrés académico, el aislamiento social postpandemia y la presión por el éxito. En ciudades como Lima, con altas tasas de suicidio juvenil, promover habilidades como la resiliencia se vuelve crucial. Las autoras proponen que estos hallazgos sirvan como punto de partida para desarrollar programas de intervención psicoeducativa enfocados en fortalecer la regulación emocional y las estrategias de afrontamiento en estudiantes.
Además de resaltar la importancia de medir y trabajar la resiliencia y la tolerancia a la frustración en el ámbito educativo, el estudio sugiere nuevas líneas de investigación que podrían incluir variables como el apoyo social, la personalidad y los efectos de programas de intervención psicológica en universidades.
Esta investigación no solo aporta evidencia científica valiosa sobre la relación entre dos habilidades psicológicas claves, sino que también invita a repensar la formación universitaria desde una mirada más integral. Fomentar la resiliencia y la tolerancia a la frustración podría ser, más que un complemento, una necesidad para garantizar no solo el éxito académico, sino el bienestar psicológico de los futuros profesionales del país.
Para mayor información revise el artículo de investigación a través del siguiente enlace:
http://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/590