La psoriasis pustulosa generalizada (PPG) es una enfermedad inmunomediada seria, variante infrecuente del psoriasis. Las lesiones pustulosas que aparecen tienen un curso tórpido y difícil de resolver. Se desconocen muchos aspectos respecto a su patogenia y fisiopatología, por lo que es una línea de investigación de interés en dermatología e inmunogenética. La interleucina 36 (IL-36), miembro de la superfamilia de IL-1, ha sido mencionada como un actor fundamental en el eje desencadenante de reacciones inflamatorias en esta condición, debido a que algunos estudios han encontrado un desbalance en sus niveles, con tendencia al alza. En los años recientes, se empezaron a diseñar fármacos dirigidos a contrarrestar estas proteínas, lo que dio lugar a la era de los inhibidores del receptor de IL-36. El espesolimab, un anticuerpo antirreceptor de IL-36, demostró a lo largo del 2021 su potencial para resolver de manera rápida y eficaz las lesiones pustulosas.
No obstante, también se observaron eventos adversos siendo necesario discutir su potencial uso. A inicios del 2021, Mrowietz. publicaron los resultados de un ensayo multicéntrico controlado aleatorizado fase IIa, el cual evaluó la eficacia y seguridad de espesolimab en 59 pacientes con pustulosis palmoplantar, divididos en 3 grupos, a los cuales se les administró el fármaco o placebo cada 4 semanas, por un total de 12 semanas. El desenlace de eficacia fue evaluado a través del índice PPP ASI50 (Palmoplantar Pustulosis Area and Severity Index 50), determinado por una reducción de ≥ 50 % del puntaje basal a la semana 16.
Los autores evidenciaron que a la semana 16 el 31,6 % de ambos grupos de intervención lograron una reducción significativa del índice, en comparación al 23,8 % del grupo placebo, pero sin lograr la meta. Por otro lado, a finales del mismo año, Bachelez et al. publicaron también un ensayo fase II que evaluó el perfil de seguridad y eficacia de espesolimab en PPG, pero esta vez conformado por solo dos grupos. Al inicio del estudio, el porcentaje de pacientes que tenían puntaje de 3 y 4 en los grupos de espesolimab y placebo tenían, era 46 % vs. 39 %; y 37 % vs. 33%, respectivamente.
Al final del estudio, el grupo intervención reportó que el 43 % de sus integrantes tuvo un puntaje de 0 o 1, en comparación al grupo placebo, donde solo el 11 % consiguieron esta meta. Al evaluar la presencia de anticuerpos antiespesolimab, se detectó que el 46% de los que al menos habían recibido una dosis, los habían desarrollado. Entonces, frente a estos resultados tan controversiales, surge el interrogante: ¿vale la pena utilizar espesolimab? Por un lado, se encontró que efectivamente se obtuvieron resultados significativos en cuanto a la reducción del puntaje de GPPGA, tanto a la primera semana como a la última; sin embargo, por otro lado, se encontró el desarrollo de anticuerpos que pudieran explicar la aparición de las reacciones adversas, las cuales no culminaron en muerte.
Recientemente, Baum et al. publicaron el ensayo más reciente sobre la utilidad de espesolimab, donde estudiaron la regulación al alza o baja de vías de señalización involucradas en el proceso de inflamación de la PPG, las cuales incluían a la IL-36. Los autores compararon el perfil molecular del tejido de piel lesionado y no lesionado, contrastando la regulación entre pacientes con PPG o pustulosis palmoplantar vs. personas sanas. Estas muestras fueron tomadas pre y postratamiento, evaluando secuenciación de ácido ribonucleico (RNA), histopatología e inmunohistoquímica. Se evidenció variación en 1287 transcripciones, con tendencia al alza en vías de señalización ligadas a la IL-36, en pacientes con PPG o pustulosis palmoplantar no tratados.
En contraste, aquellos pacientes que padecían de algunas de estas condiciones y que recibieron tratamiento tuvieron una regulación a la baja en la expresión de proteínas proinflamatorias, señalización de inflamación innata, mediadores neutrofílicos y otros biomarcadores o grupos celulares de la piel asociados al proceso inflamatorio. Entonces, existe plausibilidad biológica entre las bases moleculares que dieron pie a la fabricación de este fármaco y los desenlaces clínicos obtenidos en los ensayos, aunque aún no se han descrito posibles causas de los eventos adversos.
Los autores de esta investigación fueron: Iván Lozada Martinez, Yessica Filorio Campos, Julio Arce y Rafael González.
Mayor información en el siguiente enlace.
http://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/e407/610