La impulsividad es una predisposición a actuar de forma inmediata con el fin de obtener rápidas respuestas o beneficios, sin evaluar y analizar las consecuencias negativas. Por ello, la impulsividad ha sido estudiada como síntoma o como factor predisponente relacionado a diferentes trastornos mentales, sea el caso de adicciones químicas y psicológicas, y como factor propiamente desarrollado en la personalidad en los rasgos de extroversión. Existen amplias y diversas investigaciones referidas a este tema, así como también estudios psicométricos relacionados a la propuesta y creación de instrumentos que miden del constructo y aborda la impulsividad de forma directa o implícita.
Bajo esa línea, Iribarren et al. señalan la existencia de diferentes instrumentos de medida de la impulsividad: bien como un estado o reacción en el comportamiento debido a causas ambientales o bien para evaluar la impulsividad rasgo, como un aspecto inherente a la personalidad (test de ejecución continua, test de clasificación de tarjetas de Wisconsin).

Es importante recalcar la importancia de no existir estudios ni pruebas referentes a sus propiedades psicométricas, por lo que es necesario y preciso realizar dichos estudios en el contexto peruano para su posterior uso en el campo de la investigación y la práctica clínica. Ante lo expuesto, nace la idea de analizar las propiedades psicométricas y validar la EIE en estudiantes universitarios de Lima (Perú). El presente estudio realizado por Daniel Silva Dominguez, José Luis Cervera Santiago, fue de tipo psicométrico, descriptivo y transversal, y buscó la validación de la escala impulsividad rasgo estado, analizando sus indicadores de ansiedad, validez e invarianza. El estudio se desarrolló en la Universidad Nacional Federico Villarreal en la ciudad de Lima (Perú) durante el año 2019. La población estuvo conformada por 1010 estudiantes universitarios. Para la elección del tamaño de la muestra se aplicó la fórmula de la muestra al 99 %, la cual dio como resultado un total de 954 estudiantes, 361 mujeres y 593 varones, los cuales fueron seleccionados mediante el muestreo no probabilístico intencional.
En un primer momento se describió la media, asimetría y curtosis de cada ítem y su correlación con el test. Seguidamente se hizo el análisis de los componentes principales mediante el análisis paralelo, indicando la posibilidad de poder estructurar la prueba hasta en 3 dimensiones. Seguido a ello se realizó el análisis factorial exploratorio para extraer y determinar el número de ítems por cada factor. La distribución de los ítems se dio en estructuras de 1 factor y 2 factores, realizándose bajo el análisis factorial exploratorio; no obstante, para el análisis del modelo de 3 factores se utilizó el modelo original propuesto por los autores mediante un análisis factorial confirmatorio.
Para poder establecer el modelo con mejores indicadores se utilizó varios indicadores de ajuste, lo que permitió una mejor evaluación y análisis. Los indicadores utilizados fueron el chi-cuadrado (χ²), el índice de Tucker Lewis (TLI), el índice de aproximación de la raíz de cuadrados medios del error (RMSEA), el índice de la raíz del cuadrado medio del residuo (SRMR) y el índice de ajuste comparativo (CFI). Por ello es necesario señalar y entender qué mide cada índice de ajuste y los valores que determinan que el índice sea adecuado. El TLI es un coeficiente de determinación multivariado que indica la proporción de covariación entre las variables. Valores mayores a ,90 son considerados adecuados y mayores a ,95 como óptimos. El RMSEA es un índice relativo a los grados de libertad, que busca estimar la discrepancia que habría entre la matriz de correlación poblacional y la matriz reproducida por el modelo propuesto. Los valores por debajo a ,05 se consideran excelentes, pero los valores mayores a ,08 señalan un ajuste insuficiente. El SRMR es una medida descriptiva que indica la magnitud media de las correlaciones residuales. Valores por debajo de ,05 se consideran como buen nivel de ajuste. También se analizó el CFI porque es importante comparar de forma general el modelo estimado con el modelo nulo que indica independencia entre las variables estudiadas. Los valores que se encuentren por encima de ,90 son consideras adecuadas. Por último, se evaluó la invarianza según sexo de la escala, mediante la comparación de modelos con restricciones progresivas. Para este análisis se utilizó el índice de ajuste comparativo ΔCFI (< 0,1), para comparar modelos y señalar la equivalencia de grupos. Por último, se evaluó la invarianza en la submuestra sexo de la escala al comparar los tres modelos en la Tabla 4, donde se encontró que los valores del CFI son adecuados; adicionalmente, se evidenció que existen diferencias significativas entre los modelos, ya que el ΔCFI superó el ,001, lo que indica que la inexistencia de invarianza entre los grupos analizados, en este caso el sexo.
Este proceso se realizó mediante el análisis factorial exploratorio y, en consecuencia, el análisis factorial confirmatorio. Todo esto permite comparar el modelo original de la prueba elaborado por los autores con otros modelos que presentan también adecuados valores e índices de ajuste de bondad. El análisis factorial exploratorio (AFE) a través del criterio del análisis paralelo nos permite establecer que es posible estructurar el instrumento desde un único factor hasta en 3 factores, por lo que se distribuyó los ítems para el modelo de 1 y 2 factores, para pasar a realizar luego la comparación con el modelo original de 3 factores. Por consiguiente, el modelo conformado por 3 factores es el más indicado en su uso, tanto para la investigación como para el área clínica asistencial. Es necesario indicar que no existen estudios similares en nuestro contexto para su comparación, aunque sí corrobora la propuesta teórica del modelo original de Iribarren et al.
Es importante indicar que, debido al tipo de muestreo no probabilístico, no es posible la generalización de estos resultados en todos los contextos universitarios del país. Si bien el instrumento original pudo ser comparado entre muestras clínicas y no clínicas (sujetos con un diagnóstico de trastorno específico), este estudio solo tuvo como finalidad mostrar sus evidencias de validez en estudiantes universitarios, por lo que también es recomendable realizar estudios enfocados en dichos grupos. Dentro de las limitaciones identificadas se encuentra el uso de una muestra no clínica, tal cual se da en el estudio original de la escala, el tipo de selección de la muestra y la no posible comparación con otras muestras no universitarias. Finalmente, podemos indicar que la impulsividad es un constructo teórico con diversos modelos explicativos; en este caso nuestros resultados establecen el adecuado uso de la escala, conceptuando la impulsividad como rasgo y estado, a diferencia de otras escalas antecesoras.
Mayor información de este artículo de investigación en el siguiente enlace.
https://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/632/1368