Desde su aparición, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se convirtió en un problema de salud pública. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 40 millones de personas han perdido la vida por causas relacionadas a la infección. La problemática en salud por VIH/sida se encuentra centrada en poblaciones clave, las cuales representan el 65 % de las nuevas infecciones por VIH en todo el mundo. Se estima que para finales de 2019 había alrededor de 38 millones de personas viviendo con VIH.
Si bien, el VIH es una condición que no tiene cura, actualmente la infección se ha convertido en un problema de salud crónico que puede ser tratado, permitiendo a las personas que viven con esta condición llevar una vida saludable y longeva. La detección temprana del virus es primordial para iniciar tratamiento antirretroviral y poder suprimir la carga viral a niveles tan bajos que logra ser indetectable. Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), la prueba rápida del VIH es una herramienta imprescindible para la detección del virus, permitiendo iniciar el tratamiento si el resultado es positivo y tomar medidas de protección si es negativo. El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (Censida) recomienda que las poblaciones clave y sus parejas adopten como conducta preventiva el realizarse la prueba de detección al menos una vez al año, aumentando la frecuencia de 3 a 6 meses, de acuerdo con la exposición al riesgo.
Dentro de los objetivos respecto al sida para 2025 planteados por ONUSIDA, se propone que el 95% de la población conozca su estado serológico, implicando la realización de pruebas de detección del VIH. Por tal motivo, el objetivo del presente estudio fue evaluar la confiabilidad y validez concurrente y predictiva de un algoritmo diseñado para determinar la etapa de cambio en la realización de la prueba del VIH, que puede ser útil en la realización de intervenciones efectivas que permitan logar el cambio conductual de la población hacia la realización de pruebas de detección.
La investigación fue realizada por Jesús Ramón Aranda Ibarra y Raquel Alicia Benavides Torres, realizaron un estudio de enfoque cualitativo, sicométrico. Se llevó a cabo un estudio transversal con dos etapas. La primera etapa se llevó a cabo un muestreo no probabilístico por conveniencia, donde participaron 300 jóvenes universitarios.
Los criterios de inclusión fueron: tener entre 18 y 29 años, y ser sexualmente activos. La segunda etapa estuvo conformada por el banco de datos arrojado en el estudio desarrollado por Aranda (2023). Para este estudio la muestra la conformaron 75 migrantes que formaron parte del grupo control del estudio principal. Los criterios de inclusión fueron migrantes en tránsito ubicados en albergues, sexualmente activos.
Para la primera muestra en la primera etapa, el Algoritmo de las etapas de cambio para la prueba de VIH (AECPVIH) fue construido con una serie de preguntas que fueron autoadministradas. Para la muestra, en la segunda etapa se generó el esquema del algoritmo y fue aplicado por el investigador principal, clasificando de manera inmediata al sujeto en una de las etapas del cambio.
Los participantes de la primera muestra (universitarios) se encontraban entre los 18 y 29 años. El 62,7 % eran mujeres y el 37,3 % hombres. El 90,3 % de los participantes reportó estar soltero mientras que el 48 % se dedicaba solo al estudio. La edad de su primera relación sexual (RS) rondaba entre los 12 y 24 años. El 52,7 % reportó que su primera RS fue casual. El número de parejas sexuales van desde uno hasta 50. El 58,7 % reportó que utilizó condón en su última RS, mientras que el 62,3% mencionó que suele usar condones en sus RS. El 81 % no conoce su estatus serológico y el 2,3 % mencionó haber recibido el diagnóstico del VIH.
En la segunda etapa, el 54,7 % de los participantes eran hombres y el 45,3 % mujeres. El 29,3 % de los participantes reportó estar soltero. El número de parejas sexuales durante el trayecto van desde los 0 hasta los 50, El 96% no había practicado sexo transaccional durante el trayecto, el 6,7 % ha consumido alcohol y el 97% refirió no haber consumido ningún tipo de droga. En cuanto a las etapas de cambio para la prueba del VIH en el grupo de Universitarios, se halló que más de la mitad de los participantes se encontraba en las etapas de precontemplación y contemplación. El 48,7% de los participantes se encontraba en la etapa de pre contemplación, es decir, no tenían la intención de realizarse la prueba del VIH próximamente. El 23,3 % reportó que se realizaría la prueba del VIH dentro de los próximos 6 meses, por lo que se ubican en la etapa de contemplación. tanto en la etapa de mantenimiento, mientras que el 13 % se encontraba en etapa de preparación.
En conclusión, el algoritmo de las etapas de cambio para la prueba del VIH trata de una serie de preguntas que permitirán la clasificación rápida del cliente en una de las etapas de cambio propuestas por Prochaska y Di Clemente en su modelo transteórico del cambio.
Para mayor información de este artículo de investigación ingresar al siguiente enlace.
http://revistas.udh.edu.pe/index.php/RPCS/article/view/543/716